“Si usted es católico, religioso, evangélico u de otra denominación como: budista, musulmana o judía; sepa que este Templo es de Dios. Y el Templo de Dios es el Templo de todos.
Este no es un lugar exclusivo y privado para los miembros de la Universal, sino para todas aquellas personas que quieren conocer al Dios de Abraham, de Isaac y de Israel.”, este fue el discurso de apertura realizado por el por el obispo Macedo en 2014 en la inauguración del Templo de Salomón realizado y no fue una mera formalidad.
Todos son bienvenidos en el Templo, que ha recibido a millones de personas de muchas religiones y diferentes países, etnias y culturas desde que abrió sus puertas hace dos años.
No importa si vinieron de cerca o de lejos. Si hablan portugués o de otro tipo. Si pasaban por problemas serios dentro sus hogares o si todo estaba bien y sólo quería ver la majestuosa obra. Si usted es cristiano o no. El Templo de Salomón redirige todo su ser a la presencia de Dios. En él, los visitantes experimentan algo que hace que sus creencias, orígenes, profesiones, estatus o cualquier otro asunto pase a segundo plano. Su vida espiritual inmediatamente pasa a tornarse lo más importante del momento, es decir usted y Dios encarados. Un verdadero encuentro con Dios que muchos, hasta entonces, nunca habían tenido antes de visitar esta gran obra.