A mi sobrino le diagnosticaron cáncer abdominal. Un día despertó con dolor y mi hermana lo llevó al hospital, luego de varios exámenes le diagnosticaron cáncer.
La enfermedad estaba en una etapa avanzada. Era un cáncer muy agresivo. Miguel perdió el pelo rápidamente.
Mientras mi hermana lo cuidaba; yo estaba afuera del hospital y no aceptaba esa situación. Fue entonces cuando comencé a luchar. Ya conocía la Iglesia Universal, así que empecé a hacer las cadenas de oración los días martes en favor de su cura.
En la primera etapa del tratamiento, los médicos no vieron mejoría y enviaron nuevamente a realizarle una biopsia: En el momento del procedimiento, encontraron que el tumor ya estaba necrótico, lo que sorprendió a todos.
Desde entonces, no se han encontrado células cancerosas en su cuerpo, él volvió a la escuela, le ha crecido el pelo y lleva una vida normal. Hoy ya no toma ningún tipo de medicamento. ¡Miguel está curado!
•• Antonia María Rodrigues junto a su sobrino, Miguel.