Todo en la vida necesita un termómetro: lo necesitamos para medir nuestro calor corporal, el clima, la temperatura ambiente, etc. Sería hermoso, si también tuviéramos un termómetro que pudiera medir el amor, pero no existe tal cosa.
El tiempo pasa demasiado rápido y de la misma manera, el amor se enfría, como la lluvia cuando se congela en cada invierno. Es una situación alarmante porque cada día hay más parejas separándose.
Las parejas que parecían demasiado apasionadas el uno por el otro y vivían un verdadero cuento de hadas de un momento para otro terminan odiándose.
¿Por qué? ¿A dónde se ha ido esa pasión? ¿En qué momento ese amor se enfrió? El amor no está muerto, es real. Sin embargo, el amor necesita protección y mantenimiento todos los días. El único que puede ayudarnos en esta situación con sabiduría y conocimiento para mantener una relación fuerte y saludable, es Dios. El diablo sabe que la debilidad de todos los humanos es una familia dividida, por eso la mayoría de la gente sufre porque esta base principal no existe.
ERA UNA JOVEN CON BAJA AUTOESTIMA, LLORABA SIN NINGUNA RAZÓN..
Me volví insegura y llena de complejos cuando un familiar intentó abusar de mí, gracias a Dios eso no sucedió, pero, a partir de ese momento empecé a sentirme diferente a las demás personas, la tristeza me invadía y afectaba toda mi vida.
Era una joven con baja autoestima, lloraba sin ninguna razón y siempre me cuestionaba porqué seguía en este mundo. Mi vida cambió en el momento que empecé a participar en la Iglesia Universal, aquí fue donde comprendí la raíz de todo mi sufrimiento. A partir de ese momento comencé a ejercitar mi fe para poder ver los resultados positivos en mi vida.
Hoy soy una joven positiva que ha vencido la baja autoestima y depresión; encontré la felicidad, la paz, la tranquilidad y la fuerza que nunca antes había tenido en mi vida. En la Terapia del Amor, descubrí que antes de todo tengo que aprender a amarme y estar bien mentalmente, antes de poder amar a alguien más.
••Alicia Montalvo