Muchos en esta época hacen ‘votos tontos’ y se llenan de emoción y de expectativas para el año venidero. Se prometen cosas como:
– “¡Este año voy a adelgazar!”
– “En el 2020 finalmente me voy a dedicar a aprender un nuevo idioma…”
– “Este año voy a pagar mis deudas y voy a comenzar a ahorrar dinero…”
– “¡Este año me caso!”
Sin embargo, muchos de esos deseos son solo emociones.
En la práctica, la persona no hace absolutamente nada para realizarlos. Vive cada nuevo día como el anterior, sin metas, sin objetivos, sin sacrificios y, consecuentemente, sin resultados.
Cuando se da cuenta, el tiempo pasó y comienza el clásico reclamo: “¡Mi Dios! ¡Este año pasó volando! Ya estamos en diciembre…”
Y, nuevamente, vuelve a prometerse cosas para el año siguiente, que ciertamente no va a hacer. Y el ciclo no termina…
El problema es que cuando alguien es indisciplinado en lo que es Natural, que representa su vida aquí en la tierra, con certeza esa persona también es indisciplinada en lo Sobrenatural, que representa su vida Espiritual y su comunión con Dios.
El Señor Jesús profirió la siguiente parábola:
(…) Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña; y fue a buscar fruto de ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: «Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo. Córtala. ¿Por qué ha de cansar la tierra?». Él entonces, respondiendo, le dijo: «Señor, déjala por este año todavía, hasta que yo cave alrededor de ella, y le eche abono, y si da fruto el año que viene, bien; y si no, córtala». Lucas 13:6-9
En la parábola,
La higuera somos nosotros;
La viña es el Reino de los Cielos – la Salvación;
El señor de la viña es el Dios Padre;
El trabajador de la viña es el Señor Jesús;
El fruto esperado de la higuera es el Espíritu Santo.
Cuando nos entregamos de verdad a Dios, Él nos libera, nos limpia y nos da la Salvación. Incluso siendo nosotros la ‘higuera’, Él nos siembra en Su viña, y tiene paciencia con nosotros hasta que podamos dar frutos, provenientes del Espíritu Santo.
En esta parábola, vemos a Dios indignado porque hace tres años Él esperaba ver frutos en aquella higuera, pero no los encontraba. La higuera seguía de la misma forma, no había cambiado. Dios llega a ordenar que se corte a la higuera de allí.
Pero, el Señor Jesús, que es el Abogado de las higueras, pide UN AÑO más. Dice que va a volver a invertir, a cuidar y a abonar a aquella higuera como una última oportunidad. ¡ÉL CREE EN NOSOTROS! Pero dice: “Si da fruto el año que viene, bien; y si no, córtala”.
¡Esta parábola nos llena de temor!
¿Acaso Dios ha buscado frutos en usted hace años, pero no los encuentra?
¿Acaso el Señor Jesús Le pidió a Dios que el 2020 fuera su última oportunidad?
¡Agarre esta última oportunidad para que este 2020 su vida sea fructífera para Dios!
Yo [JESÚS] Soy la Vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de Mí nada podéis hacer. Juan 15:5
¡Que Dios los bendiga!