“Dios, en principio, creó los cielos y la tierra.
(…) Y dijo Dios: «¡Que haya luz!» Y hubo luz.” (Génesis 1: 1-3)
Dios con su Palabra trajo a la existencia no sólo la luz, sino todo lo que existe en la naturaleza, toda su grandeza fue creada con su Palabra; solamente el hombre fue creado con sus propias manos.
Todo comenzó con La Palabra, sigue y continuará comenzando por la palabra; como por ejemplo: para iniciar una familia el hombre y la mujer empeñan su palabra, uno para con el otro en el Altar y de ese compromiso son generados los hijos; quiere decir, un matrimonio empieza con la palabra. La palabra también es utilizada cuando se va a iniciar un negocio, cuando va a realizar alguna compra o cualquier otra cosa, ya que debe usar la palabra para solicitar lo que desea o dar a conocer lo que quiere concretar.
Dios empeñó su Palabra y la honró; El Señor Jesús es la Palabra empeñada y honrada por el Dios Padre; si nosotros observáramos bien la palabra o palabras que pronunciamos y honramos, constataremos que la vida empezó por causa de nuestras palabras, quiere decir generamos una nueva vida.
En el mundo hostil y malo donde actualmente vivimos, los valores morales han sido dejados de lado; en la actualidad, es difícil para las personas honrar su palabra, ya que, ya no es una costumbre. La palabra es utilizada a diestra y siniestra, quiere decir, las personas dan su palabra, pero no la honran cumpliéndola y por eso es que ellas sufren.
La Biblia enseña que en la lengua está el poder de la bendición o de la maldición, de la vida o la muerte y cuando nosotros hablamos, transmitimos eso, todo depende de nuestra palabra y así será por siempre.
Por eso, si usted ha empeñado su palabra con alguna persona o con el Propio Dios, le sugiero que cumpla, ya que dependiendo de su decisión usted puede tener una vida llena de bendiciones o de maldiciones.
¡Que Dios los bendiga!