Estar enamorado, ¿qué significa? Para muchos es pensar en esa persona todo el tiempo, sentir mariposas en el estómago, compartir tiempo, en n, cada persona tiene una perspectiva diferente de cómo ve las cosas y especialmente referente al amor.
«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta». 1 Co. 13: 4-7
Para Dios, el amor es la base de la familia. Antes de tomar la decisión de relacionarse con alguien, la persona tiene que aprender a amarse a sí misma para poder dar algo. Por esta razón, el mundo está al revés porque no ha aprendido el verdadero significado de lo que es estar enamorado.
Amar no es un casamiento. ¡No! Amar es mucho más que un sentimiento. Amar es estar enamorado de Dios antes de cualquier otra cosa. Cuando uno aprende a poner a Dios en primer lugar, ahí es donde el secreto ofrece porque tomando este paso el verdadero amor emerge naturalmente.
Descubrir este amor no es nada fácil, ya que él exclusivamente proviene de lo alto. Por esta razón, todos los jueves se realiza la Terapia del Amor, dedicada especialmente para aprender a cómo descubrir este amor y poder transmitirlo a su ser amado y a su familia.
Dios tiene que estar en nuestro interior antes de comenzar cualquier relación amorosa.
“UNA INFIDELIDAD NOS SEPARÓ TRES AÑO”
“Tenía un buen trabajo, estudiaba y vivía una vida próspera, tenía carros y casa, no me faltaba nada. Los primeros cinco años de mi matrimonio fueron maravillosos hasta que un día, un familiar me maldijo diciéndome: “que no descansaría hasta verme en un manicomio. A partir de ese momento mi vida dio un giro drástico, mi salud fue afectada, empecé a padecer de depresión y ataques de pánico. Empecé a tomar medicamentos. Mi esposo me fue infiel y nos separamos por tres años.
Toda esa pesadilla terminó en el momento que mi esposo me invitó a la Iglesia Universal. Participé de la Terapia del Amor donde comprendí la razón del por qué sufría y que era lo que tenía que hacer para cambiar la historia de mi vida.
Colocando en práctica los consejos de fe que recibimos hemos logrado tener 23 años de estar felizmente casados y mantener un hogar en el que hay paz y armonía.
En la Iglesia Universal no solamente logré recuperar mi matrimonio, sino también la verdadera felicidad.”
•• Felicia y su esposo