Hoy en día, se vende una imagen de perfección para los hombres lejos de la realidad. Hay muchos que quieren parecer perfectos, principalmente en las redes sociales – el recurso más utilizado por aquellos que les gusta aparentar algo que no son.
Hay quienes quieren una apariencia mejor aunque le cueste la salud e implique adoptar dietas o hacer ejercicio sin orientación de un profesional. Incluso hay aquellos que hacen gastos excesivos en vestimenta, un rostro bonito pero el contenido (interior) «cualquier cosa».
No hay nada malo en cuidar del cuerpo. Está bien, si se hace con inteligencia y equilibrio y contribuyendo para ser un mejor hombre. Un hombre con el Espíritu Santo y teniendo a Dios es más que suficiente para ser perfecto.
Nadie es perfecto, pero un hombre que realmente está con Dios procura eliminar sus fallas como ser humano y va aprendiendo, haciendo lo que es correcto y dejando lo que es malo.
Con la sabiduría que solo Dios pone a nuestra disposición con su Espíritu. Para un verdadero hombre, que usa la fe con inteligencia, es una consecuencia natural ser mejor como marido, padre, hijo, profesional, amigo, ciudadano e incluso tener mejor salud, una apariencia decente, prosperidad en todo. «Perfecto serás delante del Señor tu Dios.», (Deut. 18:13), dice la Biblia. Ese es el primer paso, pero también el definitivo .