Con un mes de casada mi esposo comenzó a agredirme física y verbalmente, me hacía escenas de celos y eso me amargaba, motivo por el cual muchas veces pensé en envenenarlo para que muriera.
No teníamos casa, vivíamos en un galpón, dormíamos en el piso y la pared era dos armarios viejos que nos cubrían del frío. Las personas nos trataban como mendigos, con asco y nos excluían.
Después ambos comenzamos a padecer con enfermedades. Me detectaron cinco tumores en el útero lo que causaba fuertes dolores, tuve problemas en el colon. A mi esposo le diagnosticaron un soplo en el corazón lo que le producía problemas para respirar, se hinchaba y por más que hicimos tratamientos no hubo una mejoría. Decidimos buscar ayuda en los brujos, quienes nos dijeron que habíamos sido víctimas de brujería. Adquirí una deuda en el banco para los gastos de las enfermedades, la que después no conseguía pagar. No teníamos que comer, entonces pensé en el suicidio. Me subí en un carro viejo que teníamos y me choqué a propósito, el carro se destruyó, pero no morí, también intenté lanzarme debajo de un auto, pero fue otro intento fallido.
Un día vi el programa de la Iglesia Universal, al ver un testimonio de cura decidí ir. El pastor habló de la Campaña de Israel y yo no tenía nada que perder, hice un desafío con Dios y en aquella misma hora la hemorragia que tenía paró. Esto fue una señal para mí, yo y mi esposo nos entregamos por completo a Dios, nos bautizamos, dejamos atrás las mentiras, errores, malas palabras y Dios hizo el resto, Él me dio su Espíritu y me torné un nuevo ser, experimenté por primera vez la paz verdadera, una fuerza interior que me llevó a pensar que Dios estaba conmigo.
Fuimos curados completamente, conquistamos nuestra casa, negocio y hoy gracias a Dios tenemos todo.