Uno de mis hijos estaba muy enfermo, mi esposo y yo comenzamos a consultar un sinnúmero de médicos y le detectaron epilepsia, además sufría de ceguera temporal, calambres y convulsiones, llegó a tener 20 ataques diarios. En nuestra desesperación decidimos buscar otras soluciones y así fuimos a los curanderos a buscar ayuda, pero eso no funcionó para nada. En una ocasión nos pidieron una gallina blanca, habanos, caña, miel y participar de un ritual en la que supuestamente desharíamos el daño que le habían provocado a mi familia por medio de la envidia.
Un día mientras íbamos al hospital pasé por la Universal y algo dentro de mí me impulsó a entrar, después de comencé a asistir mi vida y la de mi familia cambió.
Hoy mi hijo está completamente curado, mi hogar volvió a unirse y los problemas que existían ya no existen más.