Usted imagina pasar 21 días sin ver sus redes sociales o algún otro canal informativo? Si la respuesta es no, usted es un fuerte candidato para participar del Ayuno de Daniel. Debido a que la propuesta principal de este propósito es la de desligarse de todo lo que le trae distracción para acercarse más a Dios.
¿Quién puede participar?
No hay restricción, pero la persona que entre en este propósito debe tener un objetivo en mente: desligarse del mundo y conectarse con Dios. El Ayuno de Daniel es una acción de pura fe. Quien se somete a ese Ayuno ya está manifestando la fe. Son tres semanas sólo pensando en las cosas de Dios, para que el Espíritu de Él venga sobre nosotros. Nada es más importante que su vida y ella sólo puede ser bendecida con el Espíritu de la Vida, que es el Espíritu Santo. Con Él, tenemos una nueva mente, pensamos como Dios piensa y actuamos como si Él estuviese en nuestro cuerpo.
Dé este paso
Hoy en día, entre las cosas que más impiden la comunión con Dios están las distracciones, como películas, novelas, programas de TV, libros, músicas, redes sociales, etc. Entonces, el propósito de este Ayuno es hacer que todas las miradas estén direccionadas a Dios.
Para participar, manténgase lejos de informaciones seculares a partir del día 28 de agosto, durante 21 días, y aproxímese a todo lo que envuelve la fe inteligente. Obviamente, si necesita obligatoriamente usar algún medio secular para el trabajo o estudios, por ejemplo, usted continuará, pero, en las horas libres, se envolverá con las cosas de Dios.
El ayuno no lo priva de hacer las cosas, pero lo estimula a realizar lo que edificará su vida espiritual. Haga las cosas diferente: entréguese verdaderamente y envuélvase con todo lo que agrada a Dios. El resultado usted nos lo cuenta después.
Encontré paz y felicidad
A causa de los vicios de alcohol y drogas tenía problemas en el área económica y sentimental. En los momentos de lucidez pensaba en salir de los vicios, pero era desesperante no tener fuerzas para hacerlo, entonces pensaba en una opción supuestamente rápida para acabar con aquel sufrimiento, la muerte. Era frustrante no poder realizarme en la vida sentimental, toda relación que empezaba terminaba por cualquier motivo, lo que me llevó a pensar que nadie en esta vida podía quererme. Esa situación y el desempleo me llevaban a refugiarme más en los vicios, llegando al punto de pedir dinero en las calles para alimentar los vicios. En un momento dado comencé a pensar que sólo Dios podía ayudarme, fue cuando mi mamá me invitó a la Iglesia Universal, pues ella ya asistía y luchaba por mí. A partir de ese día fui entendiendo el motivo por el cual mi vida estaba destruida , entonces decidí luchar, fui perseverando en las cadenas, paulatinamente comencé a ser liberado de los vicios; comencé a obedecer la Palabra de Dios y así entendí que necesitaba recibir el Espíritu Santo, pues sólo Él podía guiarme a la verdadera felicidad. Comencé a buscarlo en oración y Lo recibí. Hoy tengo paz, alegría, me casé con una mujer de Dios, cariñosa, que me cuida y que supera mis expectativas y juntos luchamos por nuestros sueños, objetivos y metas.
•• Sr. Carlos Montalvan