Yuri Rosendo, de 33 años, hoy es un hombre honesto y trabajador que desea lo mejor para los demás, pero no siempre fue así. Alguna vez fue considerado un peligro para la sociedad y arma que “no tenía límites y, en el narcotráfico, era capaz de matar o ser asesinado”.
Con tan solo diez años, ya consumía sustancias ilícitas. “Consumía todo tipo de drogas y alcohol y me involucré en el narcotráfico” , revela.
Yuri era bien recompensado por su “trabajo”, con esto, obtuvo dos casas. “El tráfico me trajo dinero, pero me robó la paz. En ninguna de estas casas podía realmente dormir o descansar, lo que solo ocurría cuando iba a la casa de mi madre”.
A los 17 años, ya había pasado por muchas situaciones de muerte. “Dos narcotraficantes me atraparon y me llevaron a un matorral para asesinarme. Algo pasó y me dejaron ir”.
Su madre llegó a la Iglesia Universal, usando su fe y participando en el tratamiento para la Cura de los Vicios, luchó para que su hijo se liberara de las adicciones.
Luego de más de 20 años viviendo en la ilusión del crimen, Yuri llegó a la Iglesia Universal y el mensaje que escuchó lo hizo reflexionar. “Entendí que necesitaba cambiar mi camino y rechazar lo malo. Así comenzó mi batalla por liberarme de las drogas, los traumas del pasado. No fue fácil, pero lo logré, porque quería tener una vida con Dios”.
Firme en su búsqueda, Yuri recibió lo que tanto deseaba: el Espíritu Santo y la certeza de que no volvería al camino que recorrió en el pasado. “Hoy me miro al espejo y no me reconozco. Me liberé de las adicciones, sentimientos de odio y rencor. Estoy realizado en mi vida sentimental, porque estoy comprometido con una mujer de Dios, y soy motivo de alegría para mi madre. Pero lo principal es que estoy seguro de mi Salvación”, finaliza.