“Estaba muy enferma y con el pasar de los días mi salud se iba deteriorando, llegué al punto de ser desahuciada por la medicina. Para empeorar la situación en mi hogar no teníamos ni para comer; mi familia y yo vivíamos en una casa de caña”, nos relata.
Ir viendo como con el transcurso de los días la situación en lugar de mejorar va empeorando y no contar con nadie que pueda brindar una solución fue como Cruz Alvarado llegó a la Iglesia.
“Para mí está era la última puerta, no sabía cómo, pero creía que mi vida iba a cambiar. Hoy a través de mi fe conquisté la cura de mis enfermedades, tengo mi casa propia, un negocio de diseño de modas, un auto Okm y lo más importante además de la estabilidad financiera en mi hogar reina la paz y unión”, finaliza.