Tanto usted como yo, hoy en día, tenemos un acceso a Dios que todas las personas que existieron antes de Jesús no tenían.
¿Es necesario que constantemente trate de encontrar a un intercesor, o a un intermediario para llegar a Dios? ¡No!
Con Él tenemos el derecho de acceder al Santo de los Santos en cualquier momento, con total libertad, para pedir lo que queramos.