Hoy, vamos a hablar de un asunto que tal vez, cuando descubras lo que es, luego vendrá lo siguiente a tu mente:”¡Señor! ¿Me lo juras en serio? ¡Qué asunto marcante! ¡No aguanto más leer sobre eso! ¡Esta cosa de creyentes! Después es una la que no puede ser religiosa,¿no? ¿¡Qué es eso?! ¡Creo que el post de hoy no es para mí! ¡Voy a arreglar mis cosas ahora! Incluso, me dio hasta ánimo. ¿Será que no hay otra cosa para hablar aquí, en este blog hoy?” Entonces, aquí está la respuesta:¡No!
Hoy, vamos a hablar sobre tu comunión con Dios. ¡Ni más ni menos! Sé que tal vez tú estés por cerrar este blog porque estás segura de que este post no es para ti. Si pensaste eso, continúa leyendo. Es contigo que quiero hablar hoy *;) guiño. En este momento tú me dices:”Pero Quel…ya tengo mi comunión con Dios”. En mi tiempo…pero ya la tengo. Lo importante es tenerla, ¿no es cierto? Voy a la iglesia, ya soy bautizada, recibí el Espíritu Santo, no tengo malas amistades, no me involucro con los chicos del mundo. Hago todo lo correcto y ¿sabes qué? ¡Incluso soy obrera! En la facultad/colegio tú tienes que ver: soy prácticamente una santa. ¿Pensaste algo de esto? Ok, entonces siéntate en donde estás que vamos a conversar de estudiante para estudiante. *;) guiño
Tener comunión con Dios va más allá de ir a la iglesia o simplemente de orar. Y, vamos a descubrir eso en los próximos posts. Por mucho, mucho, mucho tiempo pensé que tenía comunión con Dios cuando en realidad estaba muy lejos de Él. Y, ¿puedo decirte algo? Nací en la iglesia y nunca coloqué ni siquiera un dedo del pie en el mundo, mucho menos el pie entero. ¡Y hay más! Ya era obrera, tenía una vida correcta, era prácticamente una santa. Sin embargo, nada de eso me salvó cuando me vi sola. Nadie conseguía ayudarme o entenderme. Incluso, muchas veces intentaba explicar; pero era imposible colocar en palabras lo que me pasaba por dentro. Algunas cosas ya no tenían importancia para mí. Estar cerca de personas me resultaba indiferente cuando en realidad me sentía sola.Yo amaba a todos los que estaban a mi alrededor, pero saben cuando no se trata de eso. Parecía que todo giraba y se movía, mientras que yo estaba ahí:¡inmóvil! Tenía mil preguntas dentro de mí, pero el silencio de Dios hacia mí era evidente. Pero, ¿y el diablo? Ah, ¡él hablaba mucho! Para todas mis preguntas, él tenía una respuesta. Me sugería una válvula de escape, una vida más “suelta”, más “movida”. Yo sabía que no tenía un mal dentro de mí. Sabía que ya había conocido a Dios. Pero, algo estaba pasando conmigo. ¿Sería el famoso “desierto” del que todos hablaban?
El diablo siempre te mostrará cosas más interesantes para hacer cuando tú decides separar un tiempo para tener comunión con Dios. Incluso, en tus estudios (aparentemente, de manera inofensiva) nos termina atrapando en eso. Todo se vuelve más interesante que orar o meditar en la Biblia. Comunión con Dios es su momento con Él sin el pastor para que te ayude a orar, sin el tecladista para sumergirte en la emoción de la música;es decir, sin intercesores. Es solamente usted y Dios. Yo sé muy bien que los estudios roban gran parte de nuestro vigor físico y mental; pero tú no puedes decidir tener comunión con Dios en base a lo que sientes. ¿Estás cansada? ¿Con sueño? ¿Preocupada con las pruebas? Todo eso es sentir y sentir no te va a ayudar en nada. Durante mucho tiempo sentía ganas de orar, sentía sueño, sentía ganas de ir a la iglesia, sentía, sentía, sentía…Sin embargo, ¿a dónde me llevó todo ese sentimiento? Decide tener comunión con Dios independientemente de lo que sientas y únete a Él. Después de todo, tú decides ser una #EstudianteBlindada y Aliada a Aquel que te blinda.