Probablemente ya escuchó a alguien contando cómo alcanzó el éxito, salió de la miseria y hoy es próspero. Viendo a la persona contarlo de forma resumida, da la sensación de que ella no tuvo muchas dificultades y que no es tan difícil así vencer en la vida. Sólo que muchos olvidan que toda conquista es construida, lo que demora, duele y da trabajo.
Vivimos en una época en la que la gente busca facilidad y velocidad. Sí, rapidez en el servicio, rapidez en las respuestas, rapidez en las compras, rapidez en todo. Y, de hecho, con el avance de la tecnología hemos logrado el beneficio de la velocidad en muchas cosas. Sin embargo, cuando se trata de la fe, si la persona no sabe esperar, esa «velocidad» termina convirtiéndose en ansiedad, y la ansiedad en consecuencia genera dudas, y es exactamente eso lo que ha llevado a muchos a fallar y fracasar.
Entienda que el éxito es muy bueno, pero hay que construirlo. Las personas ansiosas son las que se dan por vencidas a la mitad del camino, son aquellas que se desaniman ante los problemas y las dificultades.
Los problemas siempre vendrán para todos: para los débiles y para los fuertes, para los que tienen un pacto con Dios o no, para los que están en el Congreso para el Progreso o no.
La pregunta es: ¿Cómo enfrentará la situación cuando vengan los problemas? ¿Será débil o fuerte?
La perseverancia me trajo prosperidad
“Estaba enferma y por esa causa mi sueño de tener un salón de belleza se desmoronó”.
Mi sueño siempre fue tener mi propio salón de belleza. Pero eso parecía estar muy lejos de concretarse. De un momento a otro, comencé a tener problemas en mi espalda, no lograba levantar mis brazos y no podía estar de pie por más de ocho horas. Cuando fui a revisión me incapacitaron diciéndome que el trabajo que yo quería realizar no era posible. Esa respuesta me dio frustración y me hundió en la depresión.
Fue en ese tiempo que conocí el trabajo de la Iglesia Universal. Tomé la decisión y comencé a participar de las reuniones y fui curada a través de la fe. En el Congreso para el Progreso, Dios abrió mi visión y me dio condiciones de comprar un salón de belleza. Hoy soy una mujer realizada en todas las áreas de mi vida.
•• Sra. Sonia