La persona que se aferra a una fe emocional, no consigue permanecer ante los problemas, ni luchar en los momentos difíciles, pero, la Palabra de Dios nos muestra qué hacer y cómo vencer.
La fe racional (sobrenatural), es forjada día a día. De una manera ilustrativa podemos comparar ese proceso, con la forma en que son preparados los perfumes.
¿Cómo hacer un perfume, sin que antes el elemento principal sea exprimido, pisado o aplastado? Si no pasara por ese proceso, simplemente no habría la esencia para hacerlo.
Para sacar el perfume de una raíz, flor, semilla, fruta, etc., se debe usar máquinas que puedan exprimir los elementos, a tal punto, que de ellos salga la esencia fragante para poder usarla como perfume.
De una forma figurada, es exactamente así que la fe racional y sobrenatural surge, la persona acepta ser presión, aplastada, oprimida o afligida por el Señor Jesús, ella está dispuesta a sacrificar y renunciar a cualquier cosa interna o externa, para tornarse el buen perfume, agradable para Dios.
Esta fe no está basada a nada que sea humano, apenas a la Palabra de Dios.
“Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. 1 Pedro 1: 7
El fuego purifica el oro sacándole toda impureza, así es la fe racional, cuanto más fuego, más pura se vuelve la fe.
Cuando una persona asume la fe racional, ella quedará expuesta a persecuciones, habladurías, burlas, a ser excluida de grupos, pasar por humillaciones, sin embargo, al contrario de quedar triste, agradece a Dios por las luchas, pues sabe que todo eso la llevará a tener una fe más pura y fuerte, capaz de conquistar.
Todo lo contrario sucede con la fe emotiva, que proviene del corazón, ella no soporta pasar por ningún proceso duro, es una fe basada en canciones emotivas o religiosas, debido a lo cual, la persona termina por abandonar el camino de la salvación. Este tipo de fe no está dispuesta a pagar el precio de la vida eterna.
La fe emotiva lleva a las personas a tomar decisiones de tipo espiritual guiadas por lo que sienten, con segundas intenciones, por ejemplo, muchos se bautizan en las aguas, no porque quieran sepultar su vieja naturaleza y vivir para Dios, sino apenas, porque quieren que Él, les quite su tristeza, enfermedad o depresión, motivo por el cual sus vidas no cambian, continúan en el pecado, continúan con aquel temperamento agresivo, usando las mismas malas palabras de siempre, mintiendo cuando lo creen necesario, es decir, se bautizan, pero no sacrifican por Jesús, no desean asumir un compromiso con Él.
La fe emotiva no está dispuesta a pasar por ningún tipo de trabajo, quiere las cosas fáciles, por eso, el resultado de ella es nulo.
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”. 1 Pedro 4: 12-13
La fe racional nos lleva a conquistar la salvación eterna, librándonos del infierno en la eternidad.
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no Lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros Le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido”. Isaías 53:3-4
Eso sucedió con nuestro Señor Jesús, y si Él sufrió por nosotros, para salvarnos, quiere decir, que también pasaremos por luchas para preservar esa salvación, sin desanimar y sin abandonar la fe.
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)”. Gálatas 3: 13
La salvación que nos dio el sacrificio del Señor Jesús, es el perfume agradable en la vida de aquellos que se entregan a Él por causa de Su sacrificio.