La fe natural es muy diferente a la fe sobrenatural, un ejemplo de fe natural es el siguiente: si usted quiere cosechar bananos, primero debe sembrarlos y con el pasar del tiempo sabe que va a recoger esos bananos; la fe sobrenatural es todo lo contrario, quiere decir que usted debe creer en lo invisible, en lo que no existe; creer que lo imposible se volverá realidad.
La fe sobrenatural nos lleva a creer en alguien que no vemos, que no podemos tocar o sentir, pero que está ahí presente, este es el Espíritu de Dios; Él nos da la capacidad de creer, asimilar Su Palabra, obedecer Su voz, y seguir Su disciplina.
El Reino de Dios es reinado por el Espíritu Santo y quien lo recibe automáticamente entra en Su Reino; Él orienta, dirige, da sabiduría, fuerza y Temor para con Dios.
El Espíritu Santo es quien guió al Señor Jesús durante todos los días que estuvo en la tierra, hasta el momento en que fue preso, a partir de ahí el Espíritu Santo se retiró y el Padre tuvo que apartarse para no ver a su Hijo cargando la ignominia y los pecados de toda la humanidad.
Cuando una persona tiene el Espíritu Santo vive en disciplina, orden y obediencia; acepta, se somete, es humilde, pacíco, tiene buenos ojos, quiere decir, que siempre ve a las demás personas por el lado bueno, esto sólo lo puede hacer quien tiene el Espíritu Santo.
En la actualidad es muy difícil ver algo bueno en una persona, pero déjeme decirle que sí existe; en todas siempre se va a manifestar una virtud, aunque sea pequeñita, quien tiene buenos ojos mira siempre para esa virtud, es así la fe sobrenatural.
A veces la persona piensa que creer es un sentimiento, pero no es así, creer es algo práctico, donde usted usa su intelecto y no su corazón, un ejemplo de eso es cuando una persona estudia medicina, él absorbe los pensamientos de su profesor y de todos los libros que leyó, en el momento de poner en práctica sus conocimientos él usa lo aprendido y no lo que siente, con la Palabra de Dios no puede ser diferente, si creemos en Dios, que es Espíritu y Verdad debemos poner en práctica todo lo que hemos aprendido, es así que manifestamos la fe sobrenatural.