Las decisiones que llevan al éxito o al fracaso tienen origen en la forma de pensar y solo cambia cuando amplías tu visión. Refiere una vieja historia:
Dos representantes de la mayor fábrica de zapatos fueron a la India. Al llegar, ambos vieron el mismo escenario: la mayoría de la población estaba descalza. El primero llamó inmediatamente a su supervisor: Cancele todo, el negocio en este país es prácticamente imposible. ¡Todo el mundo anda descalzo! No hay mercado aquí.
Por su parte, el segundo, al evaluar la situación de aquel pueblo, llamó al supervisor, muy entusiasmado: ¡Puede triplicar la producción! ¡Aquí, todos anda descalzos! Nunca vi un mercado tan prometedor, ¡todos aquí necesitan zapatos!
Una situación y dos perspectivas diferentes. Uno de los hombres no tenía visión, por eso se rindió de inmediato, sin intentarlo; solo se condenó al fracaso. El segundo quien se abrió a las posibilidades y le dio la bienvenida al éxito.
La salida hacia una vida de calidad y prosperidad es practicar la fe pura e inteligente, que nos aproxima a los pensamientos de Dios, a la visión que Él tiene para Su pueblo, esta fe está tan lejos de las religiones, pues muchas enseñan que Jesús fue pobre, pero lo cierto es que es dueño de todo oro y toda plata. Por esa razón, hoy Él puede cumplir Su promesa de darnos vida con abundancia.
“Enfermo, endeudado y decepcionado de la vida”
“Mi vida estaba llena de deudas y enfermedades, las cuales provocaron que cayera en depresión. Además estaba enfermo, padecía de problemas en la columna y eso me impedía caminar, para agravar mi situación debía quedarme 10 meses postrado en una silla de ruedas.
No sabía que más hacer, todos los problemas que tenía empeoraban cada día.
Mi ilusión era avanzar, crecer y sacar a mi familia adelante económicamente, pero eso no estaba aconteciendo.
Todo mi sufrimiento terminó en el momento que fui invitado a la Iglesia Universal, participando todos los lunes en la Nación de los Vencedores, aprendí a usar mi fe y de esa manera logré ser sanado y empecé a prosperar.
Hoy tengo mi propio negocio de venta de máquinas para la construcción, poseo una constructora, además de un negocio de importación algo que para mí era imposible obtener”, finaliza Juan.