Uno de estos días estaba en el tren y no pude dejar de fijarme en una joven que estaba sentada frente a mí, llevaba las uñas, la ropa y el pelo completamente negro, pero su piel era blanca como la nieve y la raíz de sus cabellos revelaba su color claro natural. Muchas personas también la observaban por su estilo rebelde y diferente de vestirlo que, probablemente, esperaba. Aun así, en mi opinión, no dejaba de ser una joven que, simplemente, no conoce la belleza y el potencial que tiene.
Muchas mujeres se miran en el espejo y desean saber por qué no son tan bonitas como los demás. Rechazan su propia apariencia, su andar, su voz, la forma de su cuerpo, su pelo, su personalidad; y empiezan a vestirse y comportarse de manera agresiva y descuidada. Es posible obtener más información sobre ese cambio de comportamiento a través de libros y conferencias de autoayuda; sin embargo, el conocimiento intelectual en sí ¡no cambia nada! Las personas saben que tienen que amarse a sí mismas para tener una vida satisfactoria; quieren alcanzarla, pero no lo consiguen debido a un confliicto interno y continuo entre la verdad y la mentira.
Ahora bien, ¿alguien podrá permitir que la mentira someta a la verdad? Parece ridículo, ¡pero todos actuamos así! Fíjate que cada vez que creemos en un pensamiento que dice que no somos capaces, creemos en una mentira.