Devolver nuestras primicias es una señal de respeto y obediencia a la Palabra de Dios.
Él quiere derramar sobre nuestra vida grande bendiciones, eso lo deja claramente especificado en Malaquías 3: 10.
“Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto dice el SEÑOR de los ejércitos si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde…”
Pero el cumplimiento de esta Palabra depende de nuestra debilidad, así como Dios convirtió a Abram en una bendición por causa de su debilidad, dándole plata, siervos, tierras y abundancia, así también cuando respetamos esta ALIANZA que Él quiere establecer con cada uno de nosotros, nuestra vida se convierte en la propia bendición.
No sólo somos bendecidos, sino que el propio Dios viene a defendernos cuando el mal quiere destruir nuestra vida.
“Por vosotros reprenderé al devorador, para que no os destruya los frutos del suelo; ni vuestra vid en el campo será estéril dice el Señor de los ejércitos.” Malaquías 3:11
Sea el a Dios y vea estas promesas cumplirse en su vida.
«Desde joven había sido comerciante, tenía ganancias considerables para poder vivir bien, pero de un momento a otro lo perdí todo.
Al llegar a la Iglesia Universal y aprender sobre la fidelidad a Dios, a través de la devolución de mis Diezmos, mi vida cambió, mi negocio prosperó, ahora tengo empleados, un carro nuevo e importantes contratos.»
Sra. Magdalena.