Fruto de la Casa de New York
La violencia doméstica puede asumir muchas formas, sea física, sexual, psicológica, económica, etc. El problema y la presión contra las mujeres no está solo relacionada a la cultura, a la región o al país, ni a grupos de mujeres en particular dentro de una sociedad. Sea rica o pobre, en las chozas de zinc o en las mansiones, en África o en Europa, sin estudios o llena de diplomas, independientemente de la raza, edad o calificación, este fardo enorme y pesado existe y causa, muchas veces, daños irreparables en la vida de la mujer, sea madre, esposa, hija, casada, soltera, viuda. E incluso en los países del primer mundo, como muestra una investigación en Estados Unidos, la cual informa que alrededor del 70% de las mujeres sufre algún tipo de violencia en el transcurso de su vida (Fuente: ONU).
El día 19 de abril, estaremos realizando el “Día M” para ayudar a mujeres como Joyce Clarke Everett, que fue diagnosticada con cáncer, vivía con depresión y no lograba dormir. Además de eso, durante muchos años sufrió a causa de que su hijo estaba involucrado en las drogas y una hija sufría una enfermedad de la que los médicos no descubrían la causa. Ante esa situación, Joyce incluso pensó en el suicidio.
"Un día estaba muy estresada, con mucha ansiedad, cuando vi el programa de la Universal en la TV, a las 2 de la mañana. Los testimonios y las palabras del pastor hicieron que me diera cuenta de que había una solución para mis problemas, entonces decidí visitar la Universal. Al llegar, recibí oraciones, aprendí a usar la fe y también oí que la mujer sabia edifica su casa (Proverbios 14:1), decidí tener esta sabiduría y puse en práctica todo lo que el obispo Macedo decía en las reuniones, muy al comienzo del trabajo de la Universal aquí en New York.
Hoy tengo paz, fui curada del cáncer, mi hija también está curada, mi hijo está liberado de las drogas y está conmigo en la Universal, tengo una nueva vida y una nueva familia. Puedo decir: Mi casa y yo servimos al Señor.
Aquella Joyce que quería matarse no existe más, hoy, a mis 82 años, quiero vivir más y servir al Dios que me salvó, soy obrera y hace 26 años sirvo a este Dios maravilloso, ayudando a otras mujeres."