Tuve una relación sentimental destruida con una hija de por medio, recibía maltratos tanto físicos como psicológicos, entonces decidí separarme, por lo que decidí irme a otro país pues no quería que mi hija pase por lo mismo que yo.
Llegué a Francia, pero debido a las dificultades con los papeles y el idioma, las cosas no salieron como lo había planeado. No me fue fácil encontrar trabajo. Así empecé a trabajar de lo que aparecía, y en búsqueda de felicidad comencé a ir a bailes donde me drogaba para aguantar y para olvidarme de los problemas.
Seguí trabajando así hasta que pude llevar a toda mi familia para ese país.
En aquella época me fui con mi familia a España, pero los problemas sólo se sumaban.
Tiempo después comencé a trabajar en un restaurante, me enamoré de alguien ahí y estuvimos juntos 10 años; unos días antes de casarnos me dijo que no quería más nada conmigo.
Deprimida intenté suicidarme, porque todo estaba mal, mi hija andaba en malas compañías, mis padres estaban enfermos y yo estaba decepcionada de la vida.
Así llegué a la Iglesia Universal. Cuando escuché que era posible cambiar, comencé a luchar, participé de los propósitos de fe y así todo cambió.
Fui liberada de todo aquello, mi familia fue reconstruida, mi hija que andaba en pandillas dejó de hacerlo, consecuentemente mi vida con Dios cambió y hoy tengo paz y felicidad.
Todo aquello que nadie me pudo dar Dios me dio y aún más de lo que yo podía imaginar, incluso conseguí empleo en la mejor empresa de dicho país. Pero lo más importante fue que Dios me dio SU Espíritu y por eso ¡Soy feliz como nunca imaginé que podía serlo!