Se trata de un trastorno poco frecuente en el que la víctima niega la existencia de algunas partes de su cuerpo, de órganos o incluso podría llegar a pensar que está muerta
El trastorno nace con el nombre del neurólogo francés Jules Cotard, que fue el primero en reconocerla y describirla en 1880.
Especialistas de la Facultad de Medicina de la UNAM señalan que aquellos que padecen el síndrome pueden referir que sus órganos están paralizados, disfuncionales, que se están pudriendo, que no poseen sangre, ni cerebro, que están «muertos» o que «son inmortales».
En sus formas más complejas el paciente insiste en la idea de que también han fallecido personas cercanas a él. Asimismo, puede llegar a automutilarse y tener pensamientos suicidas.
De acuerdo con las investigaciones científicas, «neurológicamente hay alteraciones en ciertas áreas del cerebro, como migraña, tumores cerebrales, traumatismos craneales, síndrome de Parkinson y esclerosis múltiple», señala la UNAM.
Síntomas:
- Ansiedad
- Irritabilidad
- Silencio voluntario
- Ausencia de dolor (analgesia)
- Umbral de dolor muy bajo
Un problema espiritual
Este tipo de síntomas también pueden indicar que una persona está poseída por un espíritu maligno, de acuerdo con el obispo Edir Macedo. «Los espíritus no tienen tamaño y pueden alojarse de acuerdo a sus preferencias en ciertos lugares del cuerpo humano. Cuando se ubican en la mente, enloquecen a las personas; en las piernas, provocan heridas incurables o deformidades; en el estómago, dolores, úlceras e inflamaciones; y así sucesivamente», señala.
Si se ha identificado con los signos anteriores o notas que un ser querido los presenta, acérquese este viernes 17 de mayo a la reunión de Liberación Espiritual. Ahí encontrarás personas capacitadas para orientarle, además podrás participar en una oración en tu favor.
Te esperamos en el Templo de los Milagros: Avenida de las americas #305 al Norte de guayaquil. O en la Iglesia Universal más cercana a usted.
(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.