“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”. Mateo 11:9-13
La voluntad de Dios para el ser humano, es que éste reciba el Espíritu Santo.
Obviamente, si usted le pide que le cure, libere o que transforme a su familia, claro que lo hará, sin embargo, más importante que todo aquello, es que Su Espíritu habite en usted.
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”. Mateo 7: 12
Haga con su prójimo como usted quiere que hagan con usted, dé de la misma manera en que quiere recibir, incluso, si la persona no le hace bien o se cree su enemiga, ore por ella, es lo que el Señor Jesús enseñó con su ejemplo, pues antes de morir en la cruz por todos, Él estaba rodeado de gente que lo odiaba, soldados que lo azotaron y lo clavaron en la cruz, que le escupieron en el rostro y que se burlaron de Él, sin embargo, Él oró diciendo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Todo ser humano que razona, sabe muy bien lo que hace mal y lo que hace bien, nadie necesita decírselo; sabe si es buen esposo(a), madre o padre, sabe si es buen hijo o no, si es buen empleado o buen patrón, cada uno sabe lo que es, sin embargo, a veces, la persona decide no hacer lo bueno.
Por eso, haga el bien a todos y no se canse de hacerlo. Cuando usted hace el bien, en realidad está terminando con la división en la familia, con el desamor entre la pareja, con la pelea entre familiares, con la envidia entre compañeros y eso, será una bendición en su vida y en su entorno.
Piense en esto.
Dios le bendiga.