Educar a un niño no es fácil. Los padres y las madres no disponemos de ese manual perfecto que nos permita criar a una persona para que se convierta, el día de mañana, en un adulto feliz. Eso es, sin duda, lo que todos esperamos y lo que todo educador o familiar desea para los niños.
Tememos cometer errores, e incluso no cumplir esas expectativas que tenemos marcadas. Y, ante todo, nos da miedo no saber responder a cada una de las necesidades que los niños van a tener a lo largo de su vida. No obstante, hay algo que debes tener claro: no se trata de ser “el padre o madre perfecta”. Se trata, simplemente, de ser buenos padres, una guía, un apoyo.
Todo los padres quieren que sus hijos sean respetuosos, cariñosos, amables, bondadosos pero ¿será que ellos dan un buen ejemplo para sus hijos? ¿será que ellos son respetuosos, cariñosos, amables, bondadosos?
La Biblia menciona un hombre que fue ejemplo para su familia, “Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job; y era aquel hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y le nacieron siete hijos y tres hijas.” (Job 1:2) Job tenía una familia y él daba ejemplo para sus hijos, su familia y todo aquel que lo veía sabía que era un hombre intachable, recto, temeroso a Dios y apartado del mal. ¿Cuál fue el primer sacrifico de Job?. El sacrificio no fue solamente lo material, fue el dejar de hacer su voluntad para ser un ejemplo para todo aquel que lo veía. Si un padre llega a su hogar fumando, hebrio, drogado, hablando malas palabras, él no esta dando un buen ejemplo para su familia especialmente para sus hijos. ninguna familia es perfecta.
Sin embargo, todos deben tener a la Familia Divina como modelo. Los padres deben buscar ser ejemplo para los hijos en todo. Enseñando con el ejemplo, pueden preparar mejor a sus hijos para la vida. Los hijos deben seguir los buenos ejemplos de los padres, respetándolos y honrándolos. Los maridos deben ser buenos cuidadores y las esposas buenas auxiliadoras.
Claves que te ayudarán a ser un buen padre
Crear buenos hábitos: En el niño. Favorecer un ambiente familiar y seguro, evitar festejarles las malas acciones y hablarle correctamente para que progrese en el lenguaje.
Conocer el arte de premiar: Premiar es algo que hay que aprender. No hay que premiar todo lo que el niño hace bien ni limitarse a dar premios económicos o materiales.
Los castigos, siempre educativos: Los castigos no son más que una vía para enseñar ciertas conductas a nuestro hijo, por lo que siempre deben verse como una herramienta educativa.
Su ejemplo a seguir: Crucial para los hijos es que vean en sus padres alguien a quien seguir e imitar, y eso solo se consigue convirtiéndose en un modelo de conducta para ellos.
Motivarlos: Tenemos que fomentar la automotivación del menor, ayudarle a descubrir motivos personales para estudiar, cumplir un horario, ayudar en casa, ser buen amigo…
No ser excesivamente protectores: La sobreprotección puede tener consecuencias muy negativas para los hijos.
Y una de las más importantes… pasar tiempo con ellos: Es muy importante, por muy asfixiados que los padres estén con sus obligaciones profesionales, encontrar tiempo para estar con los hijos. “Pasar un rato agradable y divertido con ellos, tener una actitud positiva y no pagar nuestros problemas con los niños serán condiciones indispensables para su felicidad.”