¿Existe algún problema que sea más grande que Dios? Ninguno, porque Dios es más grande que todo.
¿Usted sabía que este Dios puede morar en su interior? Pues sí, es posible por medio del Espíritu Santo, claro, sí usted cree en la Promesa.
Por ejemplo, David venció al gigante que le afrentaba porque el Espíritu de Dios estaba dentro de él, lo venció en nombre del Señor de los Ejércitos, Quién lo transformó en un hombre valiente, por eso tuvo la osadía de golpear al gigante con la piedra.
Goliat medía casi tres metros de estatura y David era un hombre de un metro y medio, sin embargo, se enfrentó al gigante como si él fuera más grande que su oponente.
“Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu del Señor vino sobre David”. 1 Samuel 16:13
David era diferente por el Espíritu que llevaba en su interior y lo mismo puede suceder con usted, para ello, necesita entregarle toda su vida a Quien puede transformarle con Su Espíritu, Dios.
Hoy en día existen muchos gigantes (problemas), delante de los cuales muchos viven desesperados, sin embargo, aquellos que tienen el Espíritu Santo dentro de sí, se lanzan con todas sus fuerzas contra aquellos problemas hasta que éstos caen como Goliat.
David no tuvo miedo al ver al gigante, no huyó, no lo ignoró, ni lo dejó para después, al contrario, por el Espíritu de Dios que habitaba en su interior, él lo enfrentó diciéndole: “te cortaré la cabeza” ¡y lo hizo!
“Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el listeo”. 1 Samuel 17:48
“El Espíritu Santo torna a la persona, más grande y más fuerte que cualquier problema”.
La plenitud, sólo Uno puede dárnosla a Dios.
Realmente me sentía triste y vacía desde la infancia, debido a que había muchos pleitos en casa. Sufrí un abuso sexual, lo que me marcó terriblemente, me llené de rabia, frustración y comencé a sufrir con insomnio.
Me hice de compromiso, pensando que de esa manera por fin sería feliz y de cierta manera así fue, pero, con el tiempo me separé y me quedé en compañía de mis hijos, y aunque eso me daba alegría, muy adentro de mí, aún había dolor por el pasado que no lograba superar.
Tras una biopsia me detectaron un tumor, eso me derrumbó interiormente. Con esa gran carga en mi mente y corazón recibí una invitación a la Iglesia Universal y acepté.
Al volver a casa después de asistir por primera vez a la Iglesia, pude dormir plácidamente, eso me llamó la atención y seguí luchando, poco tiempo después tras recibir una oración de fe mi seno comenzó a drenar, se deshinchó y volvió a la normalidad, ¡recibí la cura! Después de un año mi hijo se enfermó y decidí luchar por su cura y la alcancé.
Sólo después de todo ese tiempo, entendí que debía asumir un compromiso serio con Dios, pasé a obedecer Su Palabra, le pedí perdón y perdoné, me bauticé y pasé a buscar el Espíritu Santo, cuando Lo recibí me sentí plena, el miedo, los traumas desaparecieron, literalmente fue un nuevo nacimiento. Hoy tengo paz, alegría, fe y fuerzas para luchar.
•• Sra. Consuelo Caleño