Incentivo, proviene del latín – INCENTIVUM, “acto de definir el tono”. Se refiere a cantos guerreros y de coraje en competencias. Debes recordar la imagen de los entrenamientos militares, cuando el comandante va delante de la tropa cantando una canción, y los soldados repiten detrás, a una sola voz.
No vas a “cantar” por tu hijo, pero eres tú quien define el tono y el ritmo para que él comience esa canción.
Incentivar no es una actitud sentimental, es una actitud de fe. Certeza de que el otro es capaz de desempeñar lo que se le está pidiendo.
Son las madres y los padres los mayores responsables de que esos talentos que poseen, sean descubiertos y desarrollados. Pero eso sucede solamente cuando nos aplicamos en conocer a nuestros hijos.
Conocer no es sólo traerlo al mundo, escoger un nombre, proveer el sustento. Conocer a alguien implica dedicarse a saber quién es aquella persona, qué le agrada, cómo piensa, cómo reacciona, sus cualidades, sus defectos, reacciones. Puedes llegar al punto de conocer a una persona mejor que ella misma, porque te has empeñado en verla en su totalidad.
Solo quien puede ver así a otro ser humano descubre algo más que sus talentos – descubre el verdadero significado de Amor.