Denominamos fastidiosas a las personas que poseen un comportamiento desagradable en la convivencia con los demás, hasta el punto de ser personas inconvenientes.
Existen aquellas personas que son “enfermas crónicas a la hora de ser inconvenientes”, pero la grande mayoría sufre apenas algunos episodios esporádicos. Infelizmente, en ambos casos, normalmente la persona no se da cuenta.
Quien está del otro lado, se da cuenta rápidamente, pero el portador del problema es el ultimo en saber.
Por lo que, si usted tiene dudas si es o no una persona fastidiosa, haga un análisis de las situaciones abajo y vea si usted se identifica con alguna de ellas. Si usted se encuadra en una o más alternativas, es bueno tratarse, o sea, ¡corregirse inmediatamente!
- Se queja de la vida, del trabajo, del trafico, de la familia, de la iglesia… en fin, una quejica para la cual, cualquier cosa es motivo para empezar a apuntar el lado negativo de las cosas, pues sus ojos no logran enfocarse en lo positivo.
- Solo usted tiene la razón, y para eso defiende su punto de vista e intenta convencer que todos los demás están equivocados. ¡Escuchar a los demás no es su punto fuerte!
- Sus asuntos son siempre los mismos. ¡Hay que tener paciencia para aguantar eso!
- Siempre es curiosa y no controla cuando está siendo indiscreta, al punto de disparar preguntas impropias sobre sueldo, intimidades, vida amorosa etc.
- Le gusta dar “lecciones morales” a las personas y ni siquiera se preocupa en hacerlo reservadamente.
- Le gusta hablar de los defectos que las personas tratan de disimular, como una espinilla en la punta de la nariz, las orejas grandes, la verruga que empezó a crecer, las ojeras tipo “oso panda”, el abdomen inflado…
La lista de las inconveniencias es enorme. Si sigo escribiendo, el texto será muy largo y probablemente no terminará de leerlo por ello les invito a ayudar con consejos para evitar el mal de la persona que no sabe ponerse en su lugar pues es algo muy común en nuestros días.