La individualidad es lo que nos hace seres humanos. Poder mostrar nuestra personalidad, nuestras cualidades y hacerlas valer, pero sin pasar por encima de los demás, ya que cada uno de nosotros fuimos hechos únicos por Dios.
Respete la individualidad de su cónyuge y no haga ataques personales, ni comparaciones como: “eres muy callado”, “nunca eres detallista”, “el marido de fulana le regala flores”, no espere que su pareja sea como otra persona, cada uno tiene su personalidad, ame y valore para que así florezca lo mejor de cada uno.
Un ser individualista se aísla de manera egoísta, y obra según le parece, sin importarle los sentimientos de los demás. Está lleno de orgullo, egoísmo, sólo busca su propia satisfacción, toma decisiones pensando sólo en sí, es lo que la Palabra de Dios llama -corazón de piedra-.
Muchos problemas se resolverían si el orgulloso simplemente dijese: discúlpame, me equivoqué, no voy hacerlo más, y dejara de pensar sólo en sí, pero prefiere endurecer más su corazón que resolver el problema.
El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; NO BUSCA LO SUYO… 1 Corintios 13:4-5
»Las agresiones físicas y verbales casi acaban con nuestro matrimonio»
»Llegué con mi esposo a la iglesia universal a causa de los muchos problemas que teníamos, en el área conyugal, familiar, y económico.
Tanto mi esposo y yo injeríamos bebidas alcohólicas, peleábamos demasiado, en varias ocasiones llegamos a agredirnos física y verbalmente. Yo me sentía sin ánimo, sin fuerzas, sin ganas de vivir, pero participando los días jueves en las reuniones de la Terapia del Amor, aprendí a manifestar mi fe, realicé votos con Dios, sacrificios y pruebas con Él.
Actualmente con mi esposo tenemos una vida totalmente transformada y bendecida. Ahora no hay más agresiones físicas y verbales, más bien hay comunicación y comprensión entre los dos, nos respetamos y cuidamos uno del otro, ¡Somos felices juntos!
Referente a lo económico, en la actualidad podemos comprar las cosas que necesitamos y deseamos tener, ya no tenemos una vida escasa, limitada.»
Sra. Bárbara Esmeraldas junto a su esposo