Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Juan 4:7-14
Hay ocasiones en que las personas no reconocen a Jesús delante de sus vidas, así como la samaritana a quien Jesús le pedía que le diese un poco de su agua, que era su propia vida, para poder Él darle del Agua de Vida, puesto que como muchos ella se encontraba sedienta de paz, amor, felicidad y alegría, y que sólo el Señor Jesús podía saciarla.
En los días de hoy, muchos no consiguen entender la Palabra de Dios, la del Evangelio; dicen que conocen a Jesús pero en realidad están muy lejos de conocerle; saben que hay un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero nunca tuvieron una experiencia personal y única con Él; por eso, así como la samaritana no entendía lo que Él le pedía, muchos no entienden lo que Él quiere realizar en sus vidas.
Dios tuvo que colocar el “dedo en la llaga” de su vida para que ella entendiera a lo que Él se estaba referiendo. Le hizo acuerdo de cuántas veces ella había intentado ser feliz y no lo había conseguido, como muchos que han intentado ser feliz en todas las áreas de sus vidas, pero viven frustrados porque no lo han logrado.
Cuando la samaritana empezó a entender Quien era el que le hablaba, entendió que sin Él ella nunca sería feliz, siempre viviría frustrada y sólo coleccionaría fracasos en su vida. Sólo el Agua (la Vida) que Jesús tiene para darle, le saciará para siempre y usted no tendrá que buscar nunca más algo que le haga sentirse bien.