¡Buen día, obispo!
Exactamente 30 días antes de la Campaña de Manasés hice un propósito con Dios de 30 días de ayuno y oración para que Él me mostrara lo que me faltaba para que yo dejara de ser yo, pues me encontraba igual que Jacob: conquistaba y mi vida incluso cambió durante estos cuatro años en los que creía haber entregado mi vida a Dios.
Pero en una de las reuniones que usted hace los domingos, vi una por la TV Universal en la que Dios me despertó del engaño en el que vivía. Usted decía que si la persona es injusta, Dios no acepta nada de lo que ella Le hace. ¡Y yo depositaba todo en el altar, financieramente hablando!
Siempre salí del altar totalmente en la dependencia de Dios y no entendía por qué no alcanzaba las promesas.
Fue cuando Dios me hizo ver que Él no recibía mis ofrendas y sacrificios – que yo pensaba que eran perfectos – porque, aquí afuera, mi nombre estaba sucio ante las instituciones bancarias, tenía otras deudas y además era maliciosa en relación a mi prójimo, pues pensaba mal de las personas. O sea, ¡estaba viviendo en el engaño, en la práctica de la injusticia!
De pronto me arrepentí y le dije a Dios que si Él me perdonara, iba a cambiar de verdad y arreglaría todo. Él me fue bendiciendo de una forma como nunca lo había hecho antes, y me lancé con todo en la Campaña de Manasés. Puse mi todo de hecho y de verdad.
No pienso más mal de mi próximo, me liberé de eso, y estoy pagando mis deudas, pues Dios está bendiciéndome y estoy en la fe de Jacob de CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU, y tengo la certeza de que esta vez alcanzaré las promesas de Dios. Y lo más importante: ¡reconquisté mi Salvación antes perdida!
Gracias por ser ese hombre que no tiene miedo de decir la verdad – duela a quien le duela; por la Universal, esta madre que está con las puertas abiertas para ayudar a los que quieren; ¡y por todos los hombres y mujeres de Dios que me ayudaron y me ayudan hasta ahora!
Deseo que Dios haga con todos los obreros que están como yo me encontraba, en el engaño, lo que hizo conmigo: me despertó del sueño de la muerte eterna, para que esta Obra crezca aún más y sea según la voluntad de Dios.
Joana d'Arc