«Pero aun si sufrís por causa de la justicia, dichosos sois. Y no os amedrentéis por temor a ellos ni os turbéis» (1 Pedro 3:14)
Si el justo es perseguido por mantenerse limpio ante Dios, y además por ser un siervo que honra a su Señor, no debe temerle a nadie, porque el propio Dios lo honrará con Sus bendiciones.