El mundo vive de tendencias, que vienen y van. Infelizmente, las modas también involucran temas como la fe. Hoy, muchas personas afirman que son evangélicas, pero en la práctica no siguen las enseñanzas que Dios dejó en su Palabra.
Algunas incluso dejaron de ir a la Iglesia y les gusta escuchar músicas de adoración y mensajes de motivación: son las que se autodenominan “evangélicas no practicantes”. A pesar de ser oída con más frecuencia, esa categoría no existe: o una persona es cristiana o no es.
El término medio es pura ilusión. Tal vez falta el entendimiento real de lo que es el cristianismo. Más que una moda o una cadena de pensamiento, esa fe excluye la práctica de las enseñanzas divinas. El cristiano verdadero entiende que su vida está centrada en la Palabra de Dios y que su fe está depositada en el Señor Jesús.
LUZ QUE DISIPA LAS TINIEBLAS
Sin embargo, en busca de las facilidades y del cariño de los otros, hay quien abandone los valores considerados escenciales por el Creador.
“Lo que el mundo quiere es el cristiano que no practica, aquel que tiene una fe débil. Incluso puede ir a la Iglesia, pero dice así: “Dios entiende que necesito tener mi vida normal”, comenta la Columnista Cristiane Cardoso en uno de los episodios de la Meditación de la Palabra en el libro de Salmos, disponible en Univer Video.
Pensando en eso, amiga lectora, haga una autoevaluación y pregúntese sobre los caminos en que ha andado, las personas con quien ha hablado y lo que ha dicho o hecho, pues quien es de Dios hace la diferencia.