La fe exige obediencia para que la persona pueda estar con su conciencia tranquila. La desobediencia trae dudas, miedos y sentimientos que neutralizan la fe. Usted puede hacer milagros, incluso resucitar muertos, pero si desobedece, será castigado por eso. La desobediencia genera maldición, es como la rebeldía.
“Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre que gozaba de gran prestigio delante de su señor, quien lo tenía en alta estima, pues por medio de él había dado el Señor salvación a Siria. Era este un hombre valeroso en extremo, pero leproso” 2 Reyes 5:1.
Sólo para que usted tenga una idea, antiguamente la lepra era una enfermedad muy grave y humillante, pues quien la tenía era excluido de todo y de todos, hasta que llegara el día de su muerte. Ese hombre al que la Biblia menciona todos lo trataban con respeto, ya que era un general, pero cuando este hombre entraba en su habitación y se sacaba la ropa, él notaba la gran humillación que había en su vida.
Quizá usted se pregunte ¿Ese hombre que la Biblia menciona fue sanado? Sí, fue sanado, pero eso sólo sucedió después que él obedeció la palabra de Dios, que salió de la boca de un siervo de Él que le dijo: “…ve y lávate siete veces en el río Jordán; tu carne se restaurará y serás limpio…” 2 Reyes 5:9.
Al principio Naamán no quiso obedecer al hombre de Dios y continuó leproso, pero sólo después que acató lo mandado su lepra desapareció. Si usted vive en la obediencia, tiene derecho de exigirle a Dios lo que Él prometió. Pero si vive en la desobediencia, usted no tiene derecho a nada.
Sufrí un accidente y Dios me protegió
Hace unas semanas atrás sufrí un accidente, estaba bajándome del bus, pero inesperadamente este arrancó, arrastrándome varios metros por la calzada, esto me provocó una protuberancia en la parte posterior de la cabeza al recibir el fuerte golpe, las personas que estaban a mi alrededor, llamaron inmediatamente a la ambulancia y por consiguiente me trasladaron al hospital, los médicos de inmediato me enviaron a tomar radiografías, para ver qué consecuencias tuvo en mí el accidente. Pero los resultados dieron que no tenía ninguna fisura.
Yo participo de la reunión de los Casos Imposibles y siempre obedezco lo que el hombre de Dios nos enseña, es por esto que Dios cuidó de mí, para que nada malo me sucediera, hasta los médicos estaban sorprendidos, por que la magnitud del accidente era para que tuviera algunos huesos rotos.
Participe este sábado en los Casos Imposibles, a las 7H, 10H y 18H30, en la Av: de Las Américas 305, norte de Guayaquil.