El domingo 30 de Agosto, pastores, obreros y colaboradores junto al obispo Jose Luiz desde tempranas horas de la mañana, estuvieron dispuesto a ayudar a las personas que acudían de diversas partes de la urbe porteña a la Sede Nacional ubicada en la Av. De las Américas 305 al norte de Guayaquil.
Al inicio de la reunión, el obispo oró por los oprimidos y ministró la cura de aquellos que en ese preciso momento estaban necesitando de un milagro en su vida. En el transcurso de la reunión se realizó una oración por las familias.
Después el obispo invitó al frente del Altar a todas las parejas para transmitir un mensaje de fe que domingo a domingo ayuda a cada uno de ellos que practican lo que fue orientado.
Al finalizar de la reunión el obispo orientó a aquellas personas que estaban dispuestas a sepultar su vieja vida y comenzar una nueva a s u – miendo su c o m – promiso con Dios. Es importante saber que el pecado no tiene dominio sobre el cristiano. Cuando el cristiano peca, lo hace conscientemente, pues el Espíritu Santo le advierte antes de que cometa el pecado. Si llega a la realización del pecado fue por libre y espontánea voluntad. Su confesión sincera al Señor lo limpiará, por la sangre derramada en la cruz. Para que una persona pueda ser salva tiene que ser bautizada en las aguas. No obstante, la única manera de resistir al mal y conservar la salvación después de pasar por el entierro de la carne (Bautismo en las aguas), es estar lleno del Espíritu de Dios (bautismo con el Espíritu Santo). Muchos optaron por colocar sus vida por entero en las manos del Creador, ya que consideraron que en ningún otro lugar estarían más seguros. Motivo por el que, cuando finalizó la reunión fueron bautizados. Aproximadamente 600 personas dejaron su pasado para comenzar una nueva vida con Jesús. Este acto de fe fue realizado en las Universal del país.