¿Usted podría imaginarse dando un gran diamante en las manos de un bebé? ¡Claro que no! Es hasta incluso peligroso, pues se lo puede tragar. Pero en realidad, es que un niño no se imagina la preciosidad o el valor de un diamante, y por encima de todo, su utilidad.
El real valor de las cosas depende de su utilidad, y por no saber su utilidad, la gran mayoría de las personas ignoran la fe, que vale mucho más que cualquier tesoro en este mundo. Fe no es tener una religión, fe no es decir que se cree en Dios, fe no es un sentimiento, fe no es idolatría, fe no es fanatismo, ¡es mucho más! Fe es un poder que traemos en nosotros, es ¡poder para decidir!
Quien aprende la utilidad de la fe, se torna libre, pues ya no depende de nadie. Con ella, se vence el miedo, a los obstáculos, a los desafíos. Con ella se establece metas, con ella se alcanza la excelencia en la vida.
Toda persona tiene fe, pero lo que diferencia es, en como la estamos empleando, cuál utilidad le estamos dando. Para la abrumadora mayoría, la fe no funciona porque está aplicada en la religión o en la persona, pero cuando es empleada de la manera correcta, o sea, en la Palabra de Dios, se torna la más potente aliada para la conquista de una vida de calidad.
No confunda fe con esperanza, no confunda fe con religión, no confunda fe con sentimiento, pues, de ser así, no funcionará como se debe.
Nos estamos preparando para el día 16 de Marzo, que será el DÍA DE LA DECISIÓN, cuando en todo el mundo, la Iglesia Universal, estará manifestando la fe sobre la Palabra de Dios, para que los resultados no logrados hasta ahora, sean alcanzados.
Si usted realmente no acepta permanecer con la vida en la situación en que se encuentra, ¡llegó el momento de descubrir la utilidad de su fe!.
¡Que Dios les bendiga!