Todos quieren cosechar victorias, sin embargo, la ley de la cosecha se basa en lo que planta. Veamos a continuación tres principios básicos para cosechar éxitos.
1º – Escoja bien la semilla: Le guste o no, todos cosecharán aquello que sembraron. Por ejemplo, existen aquellos que engañan a otros, son corruptos en sus negocios, y creen estar bien actuando así, sin embargo, la única cosa cierta, es que un día cosecharán todo lo que están plantando. Debemos escoger plantar la buena semilla. La fe, la honestidad y el arduo trabajo nos llevarán a cosechar buenos resultados más tarde o más temprano. Por eso, piense bien antes de actuar, antes de tomar una actitud. Analice lo que usted va a plantar.
2º – Permanezca creyendo: Muchos hacen las cosas bien, pero llegan a un determinado momento en que la falta de resultados los lleva a parar. Después de plantar, continúe creyendo, luchando y haciendo su parte. Suba escalón por escalón, porque es plantando que se cosecha. Recuerde, la semilla también necesita de cuidados. Riéguela tomando nuevas actitudes, porque los resultados vendrán.
3º – Esté preparado: Muchos no están preparados para lo que Dios quiere hacer en sus vidas. Debido a ello fallan en la administración de pequeñas cosas, pero quieren tener éxito en las más grandes. Anhelan trabajar con muchas personas, pero erran en la relación con pocas. Cuando de verdad la persona cree en lo que plantó, ella se prepara, porque tiene la certeza de que la cosecha vendrá.
¡Permanezca firme en su pacto porque los testimonios vendrán!
“Hice un desafío”
Hoy entiendo que el motivo por el cual durante tantos años busqué felicidad en drogas, mujeres, alcohol y no la encontré, fue debido al vacío y frustración que me generó el hecho de haber crecido sin la presencia paternal, lo que además me llevó a llenarme de odio pues me sentía rechazado.
Con vicios, un matrimonio conflictivo y en la miseria, así llegué a la Iglesia Universal, donde todo cambió y donde participando del Congreso para el Progreso hice un desafío con Dios, un pacto de fidelidad y obediencia a Su Palabra. Hoy tengo paz permanente, armonía en el hogar y un negocio propio que nos dio estabilidad financiera.
•• Sr. Eduardo