La pregunta que surge es ¿quién la ha usado? ¿Movimientos, ideologías, modas, banderas, dudas, miedo, pasado, odio, rebeldía, cultura… o Dios?
A la mujer le fue dado el poder de influenciar y por ser la debilidad del hombre, éste hace cualquier cosa para tenerla. Y, como ella sabe eso muy bien, usa y abusa de su poder de seducción.
Debido a eso es que hay tanta competencia entre las mujeres… quién llama más la atención, quién es más sensual, quien es más deseada, quien es más poderosa, quién es más inteligente. Sin contar que cualquier mujer consigue ser una influencer.
Sin embargo, pocas, muy pocas, usan el poder que Dios les dio para honrarlo, servirlo y engrandecerlo.
La mayoría lo único que quiere es engrandecerse así misma, ser honrada, admirada, respetada, aplaudida y seguida, por eso, NUNCA SERÁ una mujer realizada, pues sólo se realiza en la vida aquella mujer que vive el propósito para el cual Dios la creó: servirlo.