Dios trabaja con la Palabra, y cuando ésta viene a nosotros, ¡cada uno debe decidir si la acepta o no!
Nadie es obligado a nada y delante de la Palabra de Dios, cada uno tiene libertad en obedecerla o simplemente, hacer las cosas a su manera.
Cuando participa de las reuniones en la Iglesia usted siempre escuchará al pastor predicando sobre el perdón, sobre hablar siempre la verdad, sin embargo, siempre será su decisión la que prevalezca.
¿Será que es posible llegar a Dios por otro medio que no sea Su Palabra? Claro que no, por eso el Señor Jesús afirmó que nadie va al Padre sino a través de Él, y Él es el Verbo, o sea, Él es la Palabra.
Si aceptamos y concordamos con lo que está escrito, quiere decir que creemos, siendo así las promesas de Dios se cumplen en nuestra vida.
Cuando usted guarda la Palabra de Dios, pasa a tener los pensamientos de Él y quien obedece Su Palabra tiene vida; al tenerla, desaparecerán las dudas, los miedos y las debilidades, ya que la PALABRA es el PROPIO DIOS entrando en la vida de las personas.
Quien sigue la Palabra de Dios, y la obedece, tendrá la certeza y la garantía que Dios está con él y él con Dios.
Escrito esta: “Fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día del Señor, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?” Joel 2:11
Cuando usted comience a prácticar la Palabra de Dios, usted será más fuerte que todo.
Los que obedecen, creen y practican la Palabra de Dios, éstos son los fuertes.
Esta es la ley de Dios y es también la ley de la vida: Las personas tienen la opción de creer o no en la Palabra de Dios; sembrar lo que es bueno o lo que es malo; pero también cosecharán, exactamente, aquello que sembraron.
Dios no puede impedir que usted reciba aquello que un día sembró.
Sólo los fuertes que conocen y obedecen la Palabra de Dios, pueden cosechar Sus beneficios, convirtiéndose en herederos de las promesas de Dios.
La falta de entrega de la persona a Dios es la falta de resultados en su vida.
Obedecer la Palabra de Dios cambia todo, porque ella nos empuja a tomar actitudes.
La solución de sus problemas, depende de su obediencia a la Palabra de Dios.