¿Usted sabía que la fe es un poder que existe dentro de cada persona? Pero ella debe ser ejercitada para producir resultados.
Tal vez usted se considere un fracasado. Sin embargo, en su interior hay un poder. Dentro de usted hay una energía que emana de Dios.
La fe es como un rayo que sale del trono de Dios y viene para cada uno de nosotros. Usted puede haber fracasado en algunas luchas; sin embargo, en cuanto tuviera ese poder dentro de usted, hay condiciones de prevalecer. El mejor momento para cambiar cualquier situación es ahora.
La rabia y el resentimiento me volvieron un hombre violento…
Desde pequeño vi la violencia en mi familia, durante años estuve resentido con mi papá porque golpeaba a mi mamá.
Fui creciendo con rebeldía y violento, con el tiempo adquirí vicios de alcohol y cigarrillo. Por otro, además de gastar el dinero en vicios, también lo gastaba con mujeres.
Por el hecho de ser violento y de estar lleno de rabia, me volví un joven que me involucraba en todo tipo de peleas, lo que me llevó a estar preso en dos ocasiones.
Después de salir de prisión intenté cambiar, pero no lo conseguí, por el contrario, me sumergí más en el alcohol y empecé a tener pensamientos suicidas.
Después sufrí un accidente y eso me trajo grabes consecuencias, me fracturé una pierna y dos discos de mi columna se salieron de su lugar. Por dos años sufrí con fuertes dolores en la columna. Me sentía atormentado, no conseguía conciliar el sueño. Cuando reflexionaba en mi vida, llegaba a la conclusión de que era un fracasado y eso me hacía desear morir.
Así llegué a la Iglesia Universal, donde desde el primer día sentí una paz que nunca había sentido.
Comencé a luchar en la cadenas, porque entendí que sólo Dios podía transformar toda mi vida, así fui curado, liberado de los vicios, de la vida promiscua que llevaba, la rabia y el resentimiento desaparecieron, luego tomé la decisión más importante en mi vida, decidí entregarme por completo al Señor Jesús, me bauticé en la Aguas, con el tiempo, mientras más me apegué a Dios, más fuerte espiritualmente me volví. Pero el mejor día de mi vida fue cuando recibí el Espíritu Santo, fui transformado en un nuevo hombre, pasé a tener paz interior, la alegría de la salvación se volvió algo constante, pasé a ver las situaciones y a las personas con otra perspectiva. Dios me dio dirección para independizarme económicamente, y gracias a Él, tengo una vida solvente.
Participe en la Concentración de Fe y Milagros y aprenda cómo mantener un pacto con Dios, todos los domingos a las 9H, en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar