La fe nace de la obediencia a la Palabra de Dios, esto es lo que lleva a una persona a sobresalir entre los demás, no porque sea mejor, sino porque la obediencia agrada a Dios.
Por eso está escrito: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Romanos 10:17.
Cuando damos oídos a la Palabra de Dios obedeciéndola, estamos manifestando una creencia verdadera, nos volvemos capaces de imaginar aquello que anhelamos, en cambio, cuando se procede de manera contraria, muchos naufragan, se vuelven personas indefinidas, un día están bien y al otro mal, un día quieren luchar y luego quisieran morir, de repente dicen que aman al Señor Jesús pero cuando pasan por un problema se desaniman e incluso dejan de concurrir a la Iglesia, estas personas están caídas en la fe.
Muchos en los días de hoy quieren buscar a Dios a su manera, por eso no lo han encontrado, Él orientó en Juan 7:38 que la manera correcta es hacerlo es “como dice la Escritura”, Él no dijo: “El que cree en mí a su o de cualquier manera”, quien así cree o practica nunca encontrará al Señor Jesús.
Amigo lector, la decisión está en sus manos, si durante todo este tiempo a buscado a Dios según su parecer es momento de levantarse para buscarlo como corresponde. Defínase. ¿de qué lado quiere estar? ¿de los caídos en la fe o de aquellos que viven por la fe?
Usted puede haber caído, pero, recuerde que está escrito: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse”, ese justo es aquel que vive por la fe, por esto, aunque se equivoque alguna vez, se renueva y se levanta, por otro lado, existen aquellos que cayeron y no tuvieron fuerzas para levantarse, consecuentemente abandonaron la fe. Éstos, nunca se entregaron a Dios realmente, por eso no consiguieron levantarse.
Pero ¿cómo activar la fe que hay dentro de cada uno?, a través de la imaginación, cuando oímos la Palabra, nuestra fe nos lleva a imaginar lo que anhelamos aunque esto aún no esté sucediendo figuradamente.
Su imaginación revela el tipo de fe que usted tiene.