Podemos resumir la vida en cuatro palabras: nacimiento, crecimiento, envejecimiento y muerte. Cuando se está en el auge de las fuerzas, vislumbramos con grandes expectativas el futuro, todo puede parecer tan lejos…
Pero el bonus por estar vivo es envejecer, solo no envejece quien ya murió.
Quizá hoy usted sea muy joven, no sabe lo que es tener arrugas, canas, dolor en las rodillas, despistes, pero, no siempre será así, el tiempo pasa para todos y nos iguala.
Si hay algo injusto en esa vida que he visto, es como la sociedad y la familia ha tratado a sus ancianos.
Frecuentemente vemos noticias sobre malos tratos y abandono de aquellos que un día dieron todo de si para trabajar y mantener a sus familiares.
Siempre visitamos algunos asilos y lo que encontramos es triste de verse y aceptar. La mayoría de los ancianos allí, cuidó tanto de sus hijos, días y noches de trabajo, y ahora se encuentran consumidos con la triste realidad: cuando llegó la vez de ser cuidados, son simplemente olvidados.
Raramente reciben visita de familiares e hijos, y cuando van, lo hacen una vez al mes y se quedan, como máximo, durante una hora. Tratan de acabar la visita tan pronto empiezan las reclamaciones, pues no quieren oír lo que llaman de lamentaciones.
Claro, comprendo que no todas las familias tienen condiciones y estructura necesarias para cuidar de un anciano con graves problemas de salud, no es eso de lo que estoy hablando aquí.
Pero, en el ciclo de la vida, aprendemos una cosa: que todos debemos cuidar y ser cuidados. No sea egoísta: si usted llegó donde llegó, fue porque alguien allá en el comienzo se dedicó a usted, y un día llegará su vez. ¡No se niegue!
Si la conciencia y el amor no son suficientes, sepa que es derecho de los padres ancianos ser totalmente amparados por sus hijos y nietos, eso es constitucional. Vea en la ley en Brasil por ejemplo:
Un pueblo solo puede considerarse realmente civilizado cuando sepa tratar a sus niños, sus ancianos y los más fragilizados de la sociedad, caso contrario, su grandeza es una utopía.
Hablamos tanto sobre como los padres deben tratar a sus hijos pero los hijos, también deben aprender a honrar y cuidar de sus padres.
Recuerde que es mandamiento con promesa honrar a los padres y recibir la longevidad de Dios como recompensa. Es una lástima tener que obligar a alguien hacer lo que para ella debería ser un placer, porque amar es cuidar.