“Yo tuve que colocarla en su debido lugar, después de todo, ¿cómo ella iba a aprender la lección? Si piensa que voy a ser amable y atenta con ella después de todo lo que me hizo, está engañada completamente. Soy una buena persona, pero no soy tonta al punto de que me diga lo que le plazca y no afligirme. ¡Yo también tengo sentimientos!”.
¿Eso no es lo típico que pensamos o decimos cuando estamos enojadas con alguien? Estamos tan acostumbradas a actuar de esa forma que sería inaudito si solo “lo dejamos ir”. Nosotras queremos tanto probar que tenemos razón que si eso significa evitar a esa persona por completo o asegurarnos que ella recibió el mensaje de que nos hirió, vamos a hacerlo, independientemente de lo presuntuoso que eso pueda parecer.
Es gracioso, no obstante, que cuando se trata de orgullo; nosotras nunca admitimos que lo tenemos. Es algo que asumimos que tienen los otros, pero no nosotras. Sin embargo, si observamos las reacciones que normalmente tenemos frente a los problemas de relación, también podemos observar cómo eso se encuadra muy bien con la definición de orgullo. Vamos a ver…Es la cualidad de tener una opinión excesivamente elevada de sí mismo o de alguien importante. Significa, también, arrogancia, presunción, autoestima, vanidad, soberbia (y la lista continúa).
Nuestras reacciones frente a los problemas de relación, ya sea con amigos, parientes, marido o incluso con un extraño (lo crea o no, podemos ser muy presumidas con aquellos que no conocemos) generalmente tiene que ver con el orgullo. Déjemelo que se lo pruebe.
Todas las veces que usted siente ganas de probarle algo a alguien sobre sí misma, usted está intentando mostrar, de hecho, lo importante que es usted. Si el vendedor no nos presta mucha atención, rápidamente tenemos ganas de hacerle un reclamo al gerente. ¿Por qué? Porque nosotras somos los clientes y, somos demasiado importantes para ser ignoradas. Si una amiga nos dice algo que no nos gusta, queremos evitarla durante un tiempo para que ella pueda llegar a la conclusión de que no nos merecemos ese tipo de trato. También, si el marido no nos pide disculpas por algo equivocado que él hizo, nosotras hacemos inmediatamente una “bella y atrayente” cara larga y esperamos que él implore nuestro perdón.
El orgullo es malo. Debemos tener autoestima, pero no orgullo. Estas son dos cosas diferentes, pero que muchos en general piensan que significa lo mismo. El orgullo no va a resolver el problema con su esposo. La autoestima, sí. El orgullo no le va a dar la atención que necesita; la autoestima sí. Cuando nos valorizamos, no permitimos que el orgullo nos lleve a hacer cosas que desaprobamos. En lugar de eso, hacemos cosas que nos valorizan como mujeres tales como mantener el equilibrio aún cuando la situación está fuera de control, es decir, mantenemos la compostura. Una persona que sabe controlarse en la peores situaciones es admirada porque ella se destaca de las demás; en cambio, lo opuesto es bastante molesto.
Si usted puede mirar a los ojos a esa amiga que te lastimó y ser la misma persona que siempre fue, usted le estará dando una lección mucho mayor que al evitarla. A pesar de que duela, usted va a superar el dolor porque, en definitiva, no vale la pena cargar ese enojo dentro suyo. Después de todo, usted no tiene que probarle nada a nadie. Usted es una mujer llena de gracia. Esto es valorizarse. Esto es ser superior.