Todos piensan que el siervo está con problemas cuando es reprendido justa o injustamente; cuando pierde su posición o responsabilidad (cargo); o también, y principalmente, cuando parece haber sido olvidado por la dirección de la iglesia, a despecho del buen trabajo que viene haciendo, o sea, a pesar de que su iglesia se esté desarrollando.
Y verdaderamente no es así, por el contrario:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados. Romanos 8:28
En realidad, este “siervo” tiene problemas. Y problemas serios, cuando: es elogiado, salta constantemente escalones en la jerarquía de la Obra, nunca fue o será olvidado por los líderes, su nombre es siempre recordado cuando se piensa en honrar a alguien con una responsabilidad mayor, etc., pues pagó un precio para estar allí.
Sí, pero va a existir quien diga: “No entendí, ¿dónde está la TRAGEDIA DEL SIERVO?”
Vamos a leer lo siguiente y a entender:
Desechó el Señor Su ALTAR, menospreció Su SANTUARIO; ha entregado en mano del enemigo los muros de Sus palacios; hicieron resonar su voz en la casa del SEÑOR como en día de fiesta. (…) Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; Su rey y Sus príncipes están entre las naciones donde no hay ley; Sus profetas tampoco hallaron VISIÓN del SEÑOR. Lamentaciones 2:7 e 9
¿Y hay tragedia peor que estas? ¡Desechado del ALTAR, menospreciado del SANTUARIO y perdida la VISIÓN!
Aunque parezca estar todo bien, en una situación como esa, un día la casa se cae, ¿y por qué?
Porque cuando una persona sube al Altar y entra en el Santuario, pero la ofrenda (intención) no es buena, ¡queda impedida de recibir la inspiración y la visión necesarias para conducir a las ovejas perdidas de Israel!
¡Dios los bendiga sobremanera!