Las personas hoy en día viven corriendo atrás de todo aquello que piensan les dará la felicidad, principalmente en este último mes del año, algunos salen en búsqueda de un regalo para sus seres queridos, otros comprando ropa nueva, muchas mujeres celan por su estética, lo que no está mal, pero es necesario recordar que lo más importante siempre será el lado espiritual de todas las cosas, por esto no es bueno entregarse a los eccesos de las festividades, esto puede acarrear preocupaciones inncesarias, dejándole estresado en extremo, lo que podría afectar no sólo su salud física sino también la emocional, pues no es lo que está a su alrededor lo que representa la felicidad, sino aquello que está en su interior, y cuando ahí existe la presencia de Dios, la felicidad es apenas una consecuencia de esa intimidad con Él.
Mi estado de ánimo estaba pesado
“Siempre busco estar bien, luchar por lo que es correcto, como toda mujer, a veces me preocupo demás, por las cosas que tengo que hacer y familiares, todo esto, ultimamente me estaba dejando cansada físicamente, por eso tenía dolor de cabeza constantemente, a esto se le sumaba un peso que me tencionaba la nuca y no conseguía hacer mis deberes cotidianos con destreza”, relata Vileta.
“Pero hoy vine determinada a ver el poder de Dios manifestado en mi vida en la Concentración de Fe y Milagros. Cuando el obispo dijo que bebiéramos el Agua Bendita, lo hice creyendo que todo el malestar que sentía desaparecería y así sucedió. En esta reunión he aprendido que la fe es indispensable para mi salud emocional y física, pues si dentro de mí estoy bien, eso se reejará del lado externo.” concluye Violeta muy feliz.