Comentario sobre la Ira de Dios
Dios es amor, pero también tiene como atributo la justicia.
¿Y qué es la justicia? Según la filosofía y el derecho, "justicia es darle a cada uno lo que es suyo" (concepto de Aristóteles).
Si yo cometo iniquidades, voy a recibir lo que es mío: el mal. Si practico la injusticia y vivo deliberadamente en pecado, de forma consciente, el sacrificio del Señor Jesús es inútil. No tiene ninguna eficacia en mi vida. Ahora, una cosa debe quedar bien en claro: todos somos pecadores – y siempre lo seremos. Lo que no puede suceder es que dejemos que nuestros pecados e iniquidades nos dominen. Es necesario redoblar la vigilancia.
Obispo, es necesario también dar ejemplos prácticos para que el pueblo entienda: vivir en el pecado es vivir en la mentira, o sea, es vivir de forma consciente practicando de forma reiterada determinadas conductas prohibidas por la Palabra de Dios: mentir, robar, matar, codiciar, tenerle envidia al prójimo; ser avaro (hay gente que diezma y ofrenda no por amor, sino por miedo al devorador, por eso las ventanasde los cielos nunca se abren, además de eso, la avaricia hacia Dios y Su Obra atrae miseria y ataduras); traicionar al compañero/a; tener sexo sin compromiso (la prostitución es el sexo sin amor – no creo que sea pecado que una pareja que convive hace un determinado tiempo mantenga la vida sexual, si vive en la fidelidad mutua, en el respeto y en el amor); evitar el resentimiento y el odio. Los casados/as deben amar y respetar a sus esposas/os. Esos pecados, y otros, cuando son practicados reiteradamente, destruyen el alma y traen todo tipo de energía negativa espiritual. Y lo peor, con el permiso de Dios.
Como está escrito: Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:28-32
Por lo tanto, vigilemos para que Dios no nos entregue a esta disposición mental reprobable.
Marcio Farias – Belém (PA)