Un matrimonio de éxito contempla la libertad individual de cada cónyuge para que tenga sus momentos y actividades que le gusta hacer. Claro, con la debida responsabilidad que incluye no hacer nada que no sea saludable para el matrimonio o que consista en falta de respeto hacia el compañero.
En un matrimonio enfermizo hay control, sentimiento de posesión y profunda inseguridad. El compañero interpreta cualquier actividad que el otro disfrute solo como una forma de abandono. “Si me amaras no me cambiarías por el fútbol con tus amigos.” “Mi mujer no va al cine con las amigas.”
Sin libertad no puede haber amor. Tampoco si la libertad fuera usada egoístamente o faltándole el respeto al compañero.