Todo empezó con una tos que, con el tiempo, empeoró. Cuando busqué ayuda de los médicos, me recetaron jarabes, pero no mejoraba, no podía comer y empecé a perder peso. En esa etapa, mi madre notó un bulto en mi cuello y pronto me llevaron al hospital. Ahí fui sometida a una biopsia para investigar el bulto.
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El resultado dio positivo para un cáncer en el sistema linfático, conocido como linfoma de Hodgkin. La enfermedad ya estaba en una etapa avanzada; los pulmones, riñones, hígado y útero ya habían sido afectados por el tumor. Llegué a pesar 37 kilos.
Fui desahuciada por la medicina, los doctores dejaban que comiera todo lo que me gustaba y recibía visitas en cualquier momento. Estaban seguros de que no viviría mucho tiempo, pero yo no acepté esa situación y empecé a usar mi fe junto a mi madre, ella participaba de las reuniones de los días martes en mi favor.
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Me realizaron quimioterapias durante seis meses, en la primera sesión tuve un buen resultado. Dios ya había confirmado que saldría de esa situación. Pronto llegó la noticia de que estaba curada. Ya no tenía bultos en mi cuerpo.
Fui dada de alta tras cinco hospitalizaciones. Por otra parte, los médicos dijeron que no podía tener hijos debido al tumor en el útero. A pesar de esta opinión, poco después tuve un hijo. Cuando Dios sana, lo hace por completo.
•• Sra. Karine Silva .