Oscuras y frías calles han inspirado a los Ángeles de la Noche a ir en búsqueda de aquellos que durante esas cortas horas pasan los momentos más difíciles de su vida, algunos a la espera de noticias en las salas de emergencias de diversos hospitales de la ciudad de Guayaquil, otros por el simple hecho de haberse quedado sin hogar haciendo de las frías calles una morada donde deben sobrevivir día tras día.
Una sopa caliente o un café con un sándwich hacen amena la conversación entre los voluntarios y las personas que esperan encontrar aliento en cada palabra dicha por estos hombres y mujeres de Dios que tienen como meta llevar esperanza a quienes piensan que todo está perdido.
Con un pequeño cuaderno, una de las voluntarias, la señora Lourdes Pico quien afirma: “para mi es un placer poder ayudar a los sufridos, quitar la tristeza de muchos y ver una sonrisa de esperanza es mi pago por esta noble labor”, ella apunta los nombres de todas las personas que son atendidas para seguir orando por las mismas.
Un ejemplar de este periódico es regalado a todos los que son encontrados a su paso, dando indicaciones del contenido del mismo redirigiendo así a las personas a participar de las cadenas de oración según los problemas que están enfrentando, pues en la Iglesia Universal, las reuniones son dirigidas a las variadas problemáticas más comunes que existen en nuestro país, reuniones que dan atención especifica a mujeres que sufrieron violencia domestica o de genero, personas que conviven con una mala situación económica, niños y adolescentes con traumas y problemas de rebeldía o vicios, así como también a personas con problemas espirituales y de salud.
Dar es mejor que recibir, pero esta virtud hoy en día ha sido distorsionada, pues la mayoría sólo quiere recibir, otros dan, esperando siempre recibir algo a cambio. Aunque los valores hoy en día han sido invertidos por una sociedad que busca su propio bien, estos voluntarios de los Ángeles de la Noche conservan el valor de dar a cambio de nada, con la esperanza de que las personas a través de la fe busquen la transformación de sus vidas teniendo en consideración que el Señor Jesús es el único que tiene poder para realizar este milagro.