Al asistir al médico, el especialista me notificó que para dar con mi enfermedad era necesario realizarme varios estudios y exámenes, me los realicé pero ellos mostraban que no tenía nada.
No entendía que estaba pasando, pues yo me sentía mal, recurrí nuevamente a realizarme otros exámenes y esta vez los resultados fueron terribles, pues en ellos decía que tenía un tumor de gran tamaño en la matriz.
Yo no aceptaba que eso me estuviera sucediendo, fue ahí que comencé a usar aún más mi fe, yo sabía que Dios podía hacer que lo IMPOSIBLE SE VUELVA POSIBLE.
Los médicos me dijeron que debían operarme para extraer el tumor, obedecí y acepté, sabía que Dios no permitiría que nada malo suceda.
Cuando me encontraba en el quirófano y me habían abierto para extraerlo, los médicos quedaron sorprendidos ya que no había nada, el tumor había desaparecido. Fui curada gracias a mi fe.
•• Sra. Yolanda Navarro